El Ballet de Leipzig se elevó con ‘The great mass’

Bella invocación plástica y religiosa.
A DANZA

¡ Esteban Cabadas
Más de cuarenta bailarines y bailarinas conmovieron a un público entregado en la coreografía ‘The great mass’ (‘La gran misa’), de Uwe Scholz que, arropado con la música de Mozart, Jahn, Kurtág y Pärt, se representó en el Teatro Arriaga, de Bilbao, los días 15 y 16 de febrero. Una acertada plasmación artística y estética, dirigida por Mario Schröder. Creemos que ha sido un importante acierto del escenario bilbaíno por su apuesta por espectáculos de danza de ámbito internacional, nada fácil en los tiempos que corren en España y en el resto de Europa. 
    Los aplausos de los complacidos asistentes se sucedieron y se eternizaron. Puede decirse que hablar del Ballet alemán de Leipzig es, aún en la actualidad, hablar de Uwe Scholz, su director y coreógrafo desde 1991 hasta su fallecimiento en noviembre de 2004.
 
Armonía y formas milimetradas de un ballet adiestrado.
     Con más de cuarenta bailarines de más de una veintena 20 países, es una de las pocas compañías grandes de ballet de Alemania reconocidas a nivel internacional. Poco después de que Scholz se hiciese cargo del ballet de la Ópera de Leipzig, la bautizó como ‘Leipziger Ballet’, es decir, el Ballet de Leipzig y desde entonces este nombre está estrechamente ligado al estilo específico coreográfico de Uwe Scholz, así como a la gran tradición de música sinfónica de la ciudad. 
     Luis C. Iberni, crítico y profesor de Historia de la Danza de la Universidad Complutense de Madrid dijo un año antes de la muerte del coreógrafo que, “bajo su mando, pasó a ser una de las formaciones más sólidas y batalladoras de la danza en su país; su llegada ha servido para dinamizar el conjunto y ubicarlo en el panorama internacional”.

     ‘La gran misa’
     Mario Schröder, primer bailarín de la compañía hasta 1999, fue nombrado en 2010 nuevo director del Ballet de Leipzig. La música de ‘La gran misa’ de Mozart y la de alguna otra de sus composiciones de música sacra, cantos gregorianos y secuencias de música contemporánea de György Kurtág, Thomas Jahn y Arvo Pärt, además de la lectura de poemas de Paul Celan se conjugaron en dinámica armonía en ‘The Great Mass’.

Un electo indoeuropeo basado en la disciplina clásica.
     La coreografía está dedicada, de hecho, a la música sacra de Mozart. Como se sabe, la más famosa es ‘La Misa en Do menor KV 427’, llamada ‘La grand’ y es, al igual que su ‘Requiem’, fragmentaria. En la versión de Uwe Scholz las partes no escritas son reemplazadas por cantos gregorianos adicionales y música contemporánea, así como poesía.
     En el Credo el evento alcanza su punto culminante: el fragmento es el concepto. El Credo de Arvo Pärt, es un collage en el que los drásticos contrastes son forzosamente entretejidos. Entre el comienzo y el fin –en el estilo de Bach– el mundo se viene abajo, es el caos. La composición de Mozart puede ser entendida como una discusión con el trabajo de Johann Sebastian Bach.

Entrega y desnudez en una danza espiritual.
     Los bailarines
     Antes de hablar con más detenimiento de las biografías de Uwe Scholz y Mario Schröder, es justo mencionar al grupo de bailarines cuyo trabajo se antojó irrepetible para el público: Romy Avemarg, Claudia Bernhard, Isis Calil de Albuquerque, Eveline Drummen, Tina Heßler, Yoo Jin Jang o Nadia Khan.
     Por supuesto, hay que mencionar también a Fang Yi Liu, Urania Lobo García, Eva Lombardo, Ana Moratilla, Tatjana Paunovi, Madoka Sasaki, Vanessa Shield, Tina Slabon, Federica Vincifori, Amelia Waller, Stéphanie Zsitva-Gerbal, Sabina Abasova, Renata Commisso, Valerija Frank, Victoria García Martinez, Patricia Klages, Bjarte Emiel, Wedervang Bruland y Illia Bukharov.
     Finalmente, no pueden olvidarse tampoco los nombres de Deniz Cakir, Tyler Galster, Mark Geilings, Bogdan Muresan, Kiyonobu Negishi, Tomáš Ottych, Robert Phillips, Oliver Preiß, Vadim Rzaev, Piran Scott, Takeru Shimizu, Martin Svobodnik, Lexander Teutscher, Lou Thabart, Mohamed Youssry.

     Uwe Scholz
     Este gran genio del ballet nació en Hessen (Alemania 1958-1999) y desde muy pequeño tuvo muy claro a qué quería dedicarse: con sólo cuatro años tomó su primera lección de ballet. En 1973 fue aceptado por John Cranko en la Escuela de Ballet del Teatro Nacional de Stuttgart, en la que cuatro años más tarde mostró ya su primera composición de danza.
     Marcia Haydée, directora del Ballet de Stuttgart, se fijó rápidamente en el joven talento y le encargó varios trabajos como coreógrafo, lo que le llevó a colgar las zapatillas de bailarín. A la muerte de su maestro Cranko, se convertió en coreógrafo residente del Ballet de Stuttgart. A partir de ahí fue reconocido internacionalmente.
     Con 26 años, y convertido en el director de ballet más joven del mundo, el Ballet de Zurich se puso a sus órdenes durante seis años, hasta 1991 cuando opta a dirigir el Ballet de Leipzig. Durante sus años como coreógrafo creó un repertorio de más de cien ballets. Su talento era, y es, apreciado en todo el mundo, como muestran las composiciones creadas para la Ópera de Viena, Scala de Milán, Ballet de Stuttgart o los Ballets de Montecarlo.

Formas pausadas rendidas a un tributo de pleitesía.
     Se hizo con un gran nombre propio en escenarios internacionales de Nueva York, París, Moscú, Río de Janeiro, Madrid, Florencia o Tokio. A pesar de su corta vida, sus trabajos le han hecho merecedor de diversos galardones, entre los que destacan el premio Ommagio alla Danza, la Medalla del Teatro del Gobierno Bávaro en la categoría de Danza para La Gran Misa y la Medalla de la Danza Alemana.

      Mario Schröder
     
Después de la muerte de Scholz en 2004 el canadiense Paul Chalmer se encargó de la dirección del Ballet de Leipzig siguiendo los pasos del coreógrafo fallecido. En el 2010 la dirección de la Ópera de Leipzig nombro al coreógrafo Mario Schröder como nuevo director del Ballet de Leipzig.
     Con la llegada de Schröder empezó una nueva etapa para la compañía y lo mejor ha sido que nadie conoce las coreografías de Scholz mejor que Schröder, que estudió en la prestigiosa Academia de Danza de Gret Palucca con maestros como la misma Gret Palucca, Metz Hans-Joachim y Patricio Bunster.
Carácter y decisión.

     Primer solista    
     En 1983, se graduó y simultáneamente aceptó su primer contrato con el Leipziger Ballett, como solista, bajo la dirección de Dietmar Seyffert. En 1985 ascendió a Primer Solista, cargo en el que continuó trabajando con el Leipziger Ballett bajo la dirección de los  directores/Coreógrafos Enno Markwart y más tarde, Uwe Scholz.
     Profundizó sus estudios de coreografía en la Academia de Ernst Busch en Berlín, desde 1989 hasta 1994. En 1999 le fue ofrecido un contrato como Director Artístico y Coreógrafo Principal del Ballet de Würzburg.
     Durante la temporada 2001-2002 llegó a la misma posición en el Ballet de Kiel. A partir de la temporada 2010-2011 fue nombrado Director y Coreógrafo Principal del Leipziger Ballett. Hasta la fecha ha creado más de 60 coreografías y ha trabajado alrededor del mundo, como bailarín y coreógrafo, en Japón, Rusia, los Estados Unidos y Mongolia.