![]() |
Teresa Olaizola, en su taller. |
::: ARTE
::: Esther Sarasola
En el caso de la ceramista Teresa Olaizola se puede decir que su cerebro se vale de sus manos para crear de manera mágica motivos de alto valor donde, aparentemente, antes no lo había, el barro. Es una delicia observarla –casi a pie de calle en el Casco Viejo, de Bilbao– cómo sus privilegiadas ideas toman forma de una manera delicada y armoniosa en cuencos, recipientes y motivos escultóricos variados, que surgen de pronto y manifiestan su pétrea e inequívoca belleza.