El arte 'patológico’ de Schiele, en el Guggenheim

'Autorretrato', 1906.
(Albertina Museum. Viena)
 A ARTE

¡ Xabier Arana
Desde el pasado 2 de octubre y hasta el 6 de enero de 2013, el museo Guggenheim Bilbao presenta en sus salas 5, 6 y 7 del tercer piso un selecto conjunto de obras del artista expresionista austriaco Egon Schiele, colección perteneciente al Albertina Museum de Viena, y que se presenta en Bilbao bajo las directrices del comisario Klaus Albrecht Schröeder.
     En su conjunto, se trata de una aproximación al universo creativo de uno de los artistas más significativos del siglo XX a través de un centenar de dibujos, gouaches, acuarelas y fotografías, que reflejan su tendencia a temáticas  como el cuerpo enfermo o la desintegración patológica de la personalidad, entre otras extrañas fijaciones.




     El espectador puede asistir a una perspectiva interesante de la evolución estilística de Schiele a lo largo de una intensa década de producción, interrumpida por su temprana muerte a la edad de 28 años, que enfatiza el papel decisivo que ha tenido la obra gráfica de este artista en su aportación a la historia del arte y, en definitiva, a su consolidación internacional, de acuerdo con una opinión muy generalizada de expertos.


'Dos niñas sentadas', 1911.
(Albertina Museum. Viena)
     Por otro lado, desde su producción temprana realizada durante su formación en la Academia de Viena, pasando por aquellas obras en las que la influencia de Gustav Klimt y el Modernismo vienés están más presentes, hasta los trabajos de sus últimos años de ruptura con el naturalismo, con un radical tratamiento del color y nuevos y desconcertantes motivos como el desnudo erótico explícito o los retratos de niños, la colección Egon Schiele es un recorrido especial y atractivo por la obra de un artista que ocupa una revolucionaria posición en la historia del arte, no sólo centroeuropeo, sino más allá de los límites del Viejo Continente.
     Lo más sorprendentes es que, pese a su corta vida y a los poco más de diez años de actividad artística autónoma (1908–1918), Egon Schiele dejó tras de sí una obra sorprendentemente rica que comprende, sin contar sus cuadernos de bocetos, más de 2.500 obras sobre papel y más de 330 pinturas sobre madera o lienzo.
     Al contrario, por ejemplo, que Gustav Klimt (1862–1918), que únicamente hacía dibujos a modo de bocetos o borradores para sus pinturas Schiele da a sus trabajos en papel la categoría de obras de arte. De hecho, sus dibujos constan de una mayor libertad y expresividad que su obra pictórica en cada una de sus etapas.

'Autorretrato tirando
del párpado hacia
abajo', 1910.
(Albertina Museum. Viena)

     En este sentido, el expresionista Egon Schiele desarrolló una forma muy personal y característica en la utilización decorativa de las superficies planas o las fluidas líneas ornamentales del estilo de la Secesión vienesa. El expresionista lenguaje corporal, los gestos y la mímica responden a la influencia de la fotografía documental de medicina que documenta la histeria en mujeres, pacientes del doctor Jean-Martin Charcot de La Salpêtrière en París o la inspiración por parte de la fotografía erótica del estudio de Otto Schmidt.
     Es curioso cómo en su obra, el artista austriaco devuelve al desnudo femenino y a otras temáticas como el cuerpo enfermo o la desintegración patológica de la personalidad, un nuevo y diferente protagonismo en el arte de su época y que sorprendió a sus seguidores y, sobre todo, a los críticos y eruditos de entonces.
     El Albertina Museum de Viena es una institución que cuenta con una de las mayores colecciones históricas de obra gráfica del mundo, entre las que se encuentra la colección más importante de obra en papel de este joven artista austriaco, que hasta el mes de enero de 2013 se puede ver en el museo Guggenheim Bilbao.