K-Toño muestra el 'Kruggy'. |
¡ Emilio Soto
A mediados
del mes de octubre se celebra en Bilbao, desde hace ya doce años, la fiesta de
la cerveza, o Bilboktoberfest, organizada por el restaurante germano Ein Prosit,
de la Plaza del Ensanche, regentado por los hermanos Thate. En este festejo, en
el que también se degustan las típicas salchichas y embutidos elaborados al
estilo alemán, le fue entregado el premio ‘Kruggy’ –tradicional del evento– al
pintor, dibujante y cronista bilbaíno K-Toño Frade, muy popular en la Villa y
que, recientemente, ha decorado la fachada del Club Deportivo de Bilbao.El Bilboktoberfest es una celebración que emula a la gran fiesta que la ciudad alemana de Munich celebra cada septiembre y octubre. En esta ocasión, y en un ambiente muy concurrido por un público ávido de desenfado, cerveza y salchichas alemanas, los organizadores de la cita aprovecharon para rendir este homenaje a K-Toño, otorgándole el ya tradicional ‘Kruggy’, un valioso galardón “al bilbainismo”, de acuerdo con las palabras de Enrique Thate que, en esta ocasión, ejerció de anfitrión durante una parte de la fiesta.
El homenajeado se emociona. |
Pero antes de que K-Toño mostrara su satisfacción y levantar el ‘Kruggy’ a la salud y buen provecho de la cerveza y los embutidos que ya comenzaban a desfilar, el premiado fue sorprendido por un entrañable recital que le ofreció, de manera espontánea, la agrupación Indautxuko Abesbatza. Por su parte, la fanfarria Adizkideak contribuyó al hermanamiento germano-bilbaíno interpretando temas de la tierra de Angela Merkel.
La agrupación Indautxuko Abesbatza amenizó el acto. |
Dos siglos de historia
Hace ahora dos siglos brotó la flor de la alegría en el Theresienwiese o, por decirlo más claro, en el prado de Teresa, junto a las murallas de Múnich. Allí se celebró la primera Oktoberfest de la que se tiene noticia, entre el 12 y el 17 de octubre de 1810, para celebrar el matrimonio del príncipe Luis I de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia-Altenburgo. Desde entonces esta conmemoración ha crecido hasta convertirse en la más grande celebración de Europa, según afirman los expertos progermánicos. Regada por millones de litros de cerveza y otro tanto caudal de entusiasmo desbordante, la Oktoberfest es hoy una cita internacional de dimensiones inimaginables.
Hace ahora dos siglos brotó la flor de la alegría en el Theresienwiese o, por decirlo más claro, en el prado de Teresa, junto a las murallas de Múnich. Allí se celebró la primera Oktoberfest de la que se tiene noticia, entre el 12 y el 17 de octubre de 1810, para celebrar el matrimonio del príncipe Luis I de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia-Altenburgo. Desde entonces esta conmemoración ha crecido hasta convertirse en la más grande celebración de Europa, según afirman los expertos progermánicos. Regada por millones de litros de cerveza y otro tanto caudal de entusiasmo desbordante, la Oktoberfest es hoy una cita internacional de dimensiones inimaginables.
Foto de familia en la Bilboktoberfest del Ein Prosit. |
Tal es su fama, que se ha generado
en medio mundo una corriente de celebración por simpatía. Sin ir más lejos, y
en este contexto, cabe recordar que –como decimos más arriba–, desde hace doce
años, la familia Thate conmemora esta fecha en diversos escenarios de Bilbao y
durante una semana. Hace ya un tiempo que decidieron concentrar sus esfuerzos
en el Ein Prosit, la catedral bávara en Bilbao. Desde esa atalaya hacen sonar el cuerno de
la abundancia, aunque en 2012 estemos en crisis económica. Algo que, por lo
visto, no tiene nada que ver con la cerveza y las salchichas alemanas, a pesar
de que procedan del mismo sitio que los recortes.