Francisco Ayala, un siglo de tinta y voz


Francisco Ayala
A OPINIÓN
¡ Sergio Oiarzabal (*)
Francisco Ayala, Maestro de la narrativa en lengua hispana, llegó a obtener la Candidatura al Premio Nobel de Literatura en diez ocasiones. La lista de sus Premios es casi tan interminable como ingente lo es su producción literaria, que va de la Novela  a los Estudios Literarios, no sin dejar de lado el Ensayo. Se nos ha ido un escritor que ha sido testigo de todo un siglo. Se queda para siempre y para todos, el magisterio de todo un innovador de la narrativa hispana, así como de la narrativa de denuncia tanto de Europa como de América. En estos casos únicamente cabe dar las gracias. Gracias Ayala.
Entre 1927-1930 se suma  a la renovación vanguardista, y colabora en La Gaceta Literaria y en la Revista de Occidente, en ese ambiente conocería a Azaña y a Ortega y Gasset. Publicó su primera novela, ‘Tragicomedia de un hombre sin espíritu’ en 1925, también destaca ‘El boxeador y un ángel’ de 1929. Se casa en Berlín con Etelvina Silva. Obtiene la Cátedra de Derecho Político. Nace la que sería su única descendiente, su hija Nina. Colabora como editorialista en el periódico El Sol. Viaja por Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay con su mujer y su hija.

Al recibir la noticia del levantamiento militar contra la República, vuelve a España y se pone al servicio del Gobierno legítimo. Después de pasar por Francia, Cuba y Chile, fija su residencia en Buenos Aires. Establece vínculos de amistad con escritores argentinos como Eduardo Mallea, Victoria Ocampo, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Entre 1946 y 1949 publica dos importantes colecciones de relatos, ‘Los usurpadores’ y ‘La cabeza del cordero’, en los que reflexiona sobre el poder y sobre las causas de la Guerra Civil española.

Una reivindicación
La literatura de Ayala se convierte en una reivindicación de la conciencia individual. Con la muerte de Franco vuelve a fijar su residencia en Madrid. Catedrático de Literatura Española en la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Se publican sus estudios crítico-sociológicos sobre ‘Cervantes y Quevedo’ (1974), y ‘La novela: Galdós y Unamuno’, también del mismo año. Después de su jubilación en Estados Unidos, y aprovechando la transición española a la democracia, inicia su relación sentimental con la hispanista Carolyn Richmond.
Entre sus libros de narraciones breves destacan ‘De raptos, violaciones y otras inconveniencias’ (1966), que incluye ‘El rapto’, basado en el capítulo LI de la primera parte del Quijote; y ‘El jardín de las delicias’ (1971) por el que obtuvo en 1972 el premio de la Crítica. Entre sus novelas, además de las citadas, figuran ‘Muertes de perro’ (1958) y ‘El fondo del vaso’ (1962).
Aparece el segundo volumen de ‘Recuerdos y olvidos’ (1906-2006), por el que recibe el Premio Nacional de Literatura en 1983. Ingresa en la Real Academia de la Lengua con un discurso sobre ‘La Retórica del periodismo’. Inaugura la Cátedra Rey Juan Carlos I en Nueva York, dictando el curso ‘La imagen de España’, y  Recibe la Medalla de Oro de la Ciudad de Granada. Entre 1988 y 1991 se le concede el Premio Nacional de las Letras Españolas, el Premio de las Letras Andaluzas y el Premio Cervantes en 1991.

Mejor comprensión
Se publica la tercera entrega de ‘Recuerdos y olvidos’, y los volúmenes ‘Las plumas del fénix’ (1989) y el ensayo ‘El escritor en su siglo’, y es que no podemos obviar que su labor crítica y de estudio sociológico constituye una gran ayuda para la comprensión de algunos de los fenómenos sociales y culturales de nuestro tiempo, lo cual ha encumbrado su obra entre las primeras figuras intelectuales de la actualidad; destacan ‘Historia de la libertad’ (1943), ‘Tecnología y libertad’ (1959),  ‘El escritor y su imagen’ (1975), ‘La estructura narrativa’ (1970) y ‘Novela española actual’ (1977). El 18 de mayo de 1990, fallece su primera mujer, Etelvina Silva.
El escritor que nunca permitió que se publicase en España nada suyo censurable, dejó escrito: ‘Quienes por afición y profesión andamos entre libros sabemos demasiado bien cuánto prolifera esa especie’. Como colofón recibiría el Príncipe de Asturias en 1998. Se constituye la Fundación Francisco Ayala que desde 2006 tiene su sede en el Alcázar Genil. Contrae matrimonio con Carolyn Richmond.
Se celebran numerosos cursos y congresos dedicados a su obra literaria. Se inaugura la Biblioteca Francisco Ayala en el Instituto Cervantes de Estocolmo. Aparece la edición definitiva de Recuerdos y olvidos. 1906-2006 y la antología de su obra narrativa ‘De toda la vida’.
Su ‘Verba Dicendi’ se caracteriza por la utilización de oraciones largas, cervantino, de estilo ambiguo, sarcástico y desencantado, próximo a Thomas Mann, Aldous Huxley, y Ramón Pérez de Ayala, orientado hacia el realismo crítico, retoma la deshumanización, vuelve a las pasiones,  capaz en apariencia de convertir lo difícil en fácil, inteligente e irónico, con una capacidad pulmonar como pocas, con la que se pone fin al enorme legado que dio no la Generación del 27, sino mejor dicho –por ser este más amplio–, ‘El Grupo del 27’.


(*)  El poeta y escritor vasco Sergio Oiarzabal falleció el 12 de junio de 2010 en Bilbao, a los 36 años. Ganó el Premio Nacional de Poesía de la Fundación MiguelHernández en 2003 con su trabajo Flammis Acribus Addictis, publicado en 2005. A pesar de su juventud, Oiarzabal recibió un gran número de premios y reconocimientos públicos por su labor literaria. Su trabajo ha estado muy influenciado por el Surrealismo francés y la Generación del 27. Sergio Oiarzabal –de quien publicamos este trabajo inédito sobre Ayala, que en su día nos confió–, se ha convertido en uno de los más destacados exponentes de su generación en el mundo de la poesía vasca escrita en castellano.