María José Royuela expuso en Nueva York

Cuadro ‘Musgos en el río’, de Royuela
A ARTE

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Isidro Prieto
La pintora vizcaína María José Royuela ha expuesto recientemente en la sala Agora Gallery de Nueva York, ciudad estadounidense en la que, por segunda vez, sus cuadros han gozado de una gran aceptación por un público ávido de pintura fresca y resuelta, como la que ha ofrece la artista de Elorrio.

En esta exposición ha mostrado las últimas obras de la serie denominada ‘Rocas’. Es evidente que en la pintura de María José Royuela predomina un realismo fiel sobre la naturaleza y el campo, pero sus imágenes no son precisamente paisajes ni rincones típicos, sino destellos ubicados en lugares, ramas o piedras que, normalmente, ningún caminante repara en ellos.

Sin embargo, la artista observa que en estas formas se abre una infinidad de tonalidades, texturas, cavidades y oquedades con una belleza propia, una personalidad firme y un reclamo pictórico que ella interpreta con mimo y delicadeza.
Su filosofía artística es como su idea de la vida. Tranquila, sosegada y organizada: no deja nada del cuadro sin trabajar, sin completar, sin matizar. Cada obra que termina es la fuente de inspiración de la siguiente.

Parece que se retroalimenta, porque una vez terminada la tela con un resultado agradable y ‘fácil’ de entender, y partiendo de su idea de que en un cuadro hay infinidad de posibles obras potenciales, la pintora comienza la elaboración del cuadro siguiente, ya que la semilla de la nueva evocación fue plantada mientras culminaba el tema anterior. Es la autogeneración en un estado de impresiones estimulado, a su vez, por una inquietud natural.

En su obra, María José Royuela, trata de hacer visible lo invisible y de dar voz al que no la tiene. Por eso, sus creaciones se nutren de paréntesis de ‘algo’ que, fuera de sus lienzos, no es sino una pequeña parte de un ‘todo’ generalizado y neutro que la pintora ha sabido atrapar y perpetuar convirtiéndolo en arte, transformado así en objeto admirado. Es un proceso de interpretación a modo de redención casi ecológica, y en  todo caso sublime y mágica.

En este sentido, numerosos críticos han hilado más fino y definen su estilo como ‘realismo mágico’, fruto de un proceso muy trabajado ya que, tras la inspiración y selección de campo, dibuja la idea que, posteriormente, será  solapada por el surco de un pincel diestro y milimetrado.