Giovanna D’Arco, sorprendente ópera de Verdi

Krassimira Stoyanova es Giovanna.
::: MÚSICA /ÓPERA

::: Eneko Sorel
Con un notable alto, la ópera Giovanna D’Arco, de Giuseppe Verdi inauguró la 62 temporada de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera –ABAO–. En una producción del Teatro Regio di Parma, de Gabriele Lavia, la soprano búlgara Krassimira Stoyanova que debutó en el papel, hizo un trabajo excelente, igual que Alejandro Roy, su pareja en los personajes principales de esta sorprendente ópera, a los que habría que sumar a Claudio Sgura. Por otro lado, sería injusto si no se mencionara al maestro Yves Abel que, en el foso, hizo que el apartado musical se elevase a lo más alto al frente de la Orquesta Sinfónica de Euskadi.
     Más poética que histórica pero de enorme belleza plástica, la puesta en escena se desarrolló con cambios muy rápidos a través de paneles móviles y destacaron especialmente las escenas en el bosque con una iluminación acertada. El vestuario es otro punto destacable de esta producción, con trajes que recrean la época intentando ser fieles a la moda.

Padre e hija ante el rey:  suplicantes, pero intolerantes...
     Giovanna d’Arco es la séptima ópera de Giuseppe Verdi compuesta durante sus años de ‘galeras’, con la que se inicia en Bilbao la octava edición de Tutto Verdi que suma ya en su haber veinte óperas del maestro italiano desde que comenzó su andadura en la Temporada 2006-2007.

     Santa Giovanna
     En esta visión poética de la dramática historia de Santa Giovanna d’Arco, la joven campesina francesa que lucha por liberar a su tierra natal, se combina el Verdi  más tradicional con páginas de verdadera dificultad y hermosura que dejan entrever el gran hacer del genio de Busseto en futuras composiciones de madurez.
     Para dar vida a los personajes de esta tragedia y afrontar su complejidad musical, se ha conseguido reunir un elenco encabezado por la personal soprano búlgara Krassimira Stoyanova, quien debutó en el papel de ‘Giovanna’, un exigente personaje  que ofrece las piezas más notables de la obra.

Alejandro Roy y Krassimira Stoyanova, una relación extraña. 
     Junto a ella, se lució el tenor asturiano Alejandro Roy, convertido en el rey de Francia ‘Carlos VII’. El trío protagonista se completa con el barítono italiano Claudio Sgura como ‘Giacomo’, el atormentado padre y delator de su hija. Cerró el cartel el bajo Miguel Ángel Zapater como ‘Talbot’ y el tenor Eduardo Ituarte como ‘Delil’. 
     La dirección musical estuvo á a cargo del francés Yves Abel, uno de los directores más interesantes de su generación. Con numerosas intervenciones durante la representación,  el Coro de Ópera de Bilbao, dirigido por Boris Dujin, completó este apartado.
     En el escenario se pudo contemplar una elegante producción del Teatro Regio di Parma  ideada por Gabriele Lavia. Como elemento fundamental de la misma, un gran cuadro en el que se mostró una carga de caballería, que se transforma en una serie de paneles móviles para dar gran agilidad a los cambios de escena.

Claudio Segura, como Giacomo, se recrea en su papel.
    Escenas bélicas
    Dicha carga de caballería se inspira en las obras pictóricas de la época verdiana, recreando una escena bélica del Risorgimento, momento en el que Italia luchaba por establecerse como una nación independiente.  De este modo la acción de Giovanna, acontecida en un tiempo anterior, queda enmarcada y juega como una metáfora del impulso inspirador del maestro italiano.
     Finalmente, no se pueden obviar por su belleza y acertada iluminación los pasajes que transcurren en el bosque. A ello contribuye el rico y colorista vestuario al que antes nos hemos referido.
     En cuanto al acierto, calidad y desenvoltura de los protagonistas líricos y musicales, coincidimos con el crítico del bello canto, Nino Dentici, que afirma, entre otras cosas, que en el  apartado solista se lució una excelente soprano, un barítono de calidad y naturalmente un coro que se movió como siempre, con compenetración y comodidad en una obra verdiana.
     Es de destacar que, la Sinfónica de Euskadi tenía ante sí a un vigoroso y meticuloso maestro como es Ives Abel y súmese a ello finalmente la lujosa y  respetuosa producción proveniente de Parma y el resultado es normal que fuera del agrado del público. 

 
Krassimira Stoyanova.
     Por su parte, la búlgara Krassimira Stoyanova se erigió en el gran portaestandarte del éxito gracias a su limpio color vocal, a su dominio y facilidad en el canto, coronado su actuación con una interpretación general muy convincente.

     Extensa voz
     Su padre en la escena, el barítono Claudio Segura,  unió a su gigantesca figura la no menos noble y extensa voz deleitando con su buen gusto y delicada línea mostrada en su última aria y cómo no, en el gran dúo con su hija en el momento de la petición de su perdón.
     El tenor asturiano Alejandro Roy se entregó a su papel pero sigue enseñando una  voz altisonante, carente de una técnica que le permita cantar a media voz y hacer alguna que otra frase suave y bella, dice Dentici.
    A Roy se le hace muy evidente la pérdida del color en las notas de paso y en otras que emite muy forzadas y sin brillo. Es una pena que parte del brillo que luce en las notas altas no aparezcan en las más centrales.
Giovanna, fuerte.
     Ya se ha  apuntado que el coro de la Opera de Bilbao es garantía en este tipo de obras ya que se halla muy cómodo cuando se requiere compenetración general y vigor soldadesco, así como intervenciones en staccato.
     Hay que mencionar de nuevo al maestro Ives Abel, muy claro en el gesto y agradeciendo al teatro parmesano el que haya producido esta ópera inusual de la mano de Gabriele Lavia a pesar de que el decorado fijo represente una carga de caballería correspondiente al reino de Italia con el escudo de los Saboya y por lo tanto nada que ver con la guerra de los cien años, según Nino Dentici.
     En resumen, fuerza y dinamismo en una obra sorprendente de Verdi, en la que brilla el ritmo, la originalidad y, sobre todo, la adaptación para el escenario lírico de un texto mkuy delicado y complicado.
     
Las imágenes originales de este reportaje son del fotógrafo E. Moreno Esquibel (ABAO).

 
Dinamismo, acción y ritmo marcados por los directores de escena Lavia y Bianchi.