Sabor a ese Berlín mixto y ‘cool’…

El chef Arriaga, al fondo, prepara el
menú berlinés ayudado por Tänzler.
A GASTRONOMÍA / TURISMO

¡ Cristina M. Sacristán (Texto y fotos)
Es como el equivalente a Nueva York en Europa: Berlín emergió de su división repleta de creatividad y de energía, y su población, actualmente, es de una gran mixtura, con nada menos que 187 nacionalidades conviviendo con efervescencia. De ahí sus festivales de arte experimental, como el Cut, sus vibrantes actividades culturales o sus manifestaciones gastronómicas. Por ejemplo, una de las nuevas tendencias en cocina berlinesa es ocupar viejas fábricas o mercados, en desuso, para poner en marcha modernos y audaces restaurantes. De todo ello dio muestra en Bilbao el programa Visit Berlin, en un marco similar: la antigua Alhóndiga de vinos, hoy foro multidisciplinar de ocio.
     El chef, como ejemplo de la mixtura berlinesa, fue Raúl O. Arriaga, cocinero de origen mexicano con restaurante en el joven y ‘cool’ barrio de Kreuzberg (el Chaparro). Pero los sabores se correspondieron con la curiosidad y la vanguardia que caracterizan a los berlineses. Con su inagotable visión cosmopolita y multicultural del mundo…Tim Starke y Christian Tänzler, responsables de Visit Berlin, bromeaban en el Yandiola de Bilbao sobre cómo “Berlín no es Alemania”.

De izquierda a derecha, Tim Starke, Mercedes Orejas y
Christian Tänzler, agentes turísticos berlineses.  
     Y es que la cata que desplegaron en la Alhóndiga se correspondía con esa seña de identidad tan berlinesa –como Nueva York lo es a Estados Unidos-: la multiculturalidad, los diferentes sabores y ópticas, la búsqueda permanente, los colores y las texturas…

     Más que salchichas
     Algo parecido ocurre en Amsterdam, ciudad también dinámica y ‘poco holandesa’, ya que el 80% de sus habitantes proceden de todo el planeta. Berlín visitó Bilbao en forma de comida, de unos delantales rojo cereza, de unos llaveros en forma de oso, de unos anfitriones que daban sus explicaciones en castellano. Con simpatía y cercanos. Eso es Berlín. Mucho más allá que las salchichas y la cerveza.
     Sabor a Depeche Mode, a Cut, a vanguardia, a nuevos retos. Allí confluyen muchas culturas, y prueba de ello es que Visit Berlin abrió el ágape con el blanco Itsas Mendi, vino vasco pero con uva Riesling alemana. Todo un guiño a la multiculturalidad. Los asistentes pudimos ayudar al chef, Raúl O. Arriaga, y aprender de su arte culinario, apoyándonos al final en un folletito con recetas de lo que allí se coció…
 

Raúl O. Arriaga, cocinero mexicano con restaurante en Berlín.
     Nadie hizo de menos a esta singular propuesta, y la larga mesa se llenó de invitados que ostentamos el bonito delantal con el color berlinés. Alemania no es muy conocida por su cocina, comentaban los organizadores, “más por sus coches, por el fútbol…”. Pero, de pensar en comida alemana, nos vamos a las bradwursten, las patatas o el cerdo. En cambio, si por algo se caracteriza la cocina berlinesa es “por su mezcla de cosas”, relataron Tim y Christian.
     Y nos llevaron, con la imaginación, a los lagos cercanos, a través de su ‘pintxo’ de anguila, el “Pincho estilo Lago Wannsee”, conformado por media rebanada de pan negro alemán horneado, anguila ahumada, huevo y ensalada de pepino, en este caso compuesta con cebollino.
Arriaga, a la derecha, auxiliado por Christian Tänzler.
     Anguila sabrosa
     El sabor de la anguila no era tan fuerte como en países orientales, como Japón, es de suponer que por la forma en que la habían cocido. Al paladar daba, de algún modo, como a esos pescados tan noruegos que se pueden degustar en Bergen, por ejemplo. En conjunto, un acierto muy sabroso y nada pesado…
     Christian y Tim estuvieron echando una mano a Raúl en la improvisada cocina. Estuvo bien, pues Ana Fernández, de Vueling, y Mercedes Orejas, de Turismo de Alemania en Madrid, aprovechaban entretanto para entablar conversación con periodistas y otros agentes turísticos. Y Christian y Tim demostraron que podían invitar a comer a más de una docena de personas a sus propias casas…
     ¿Imaginan una comida alemana sin salchichas y sin patatas? Bueno, pues en Berlín también algo de eso hay, aunque no sea mucho. Así, de segundo plato pudimos degustar Salchicha currywurst estilo Kreuzberg, en este caso salchicha española con salsa de tomate picante, con unas patatitas finas por encima.

Salchicha al Currywurst, estilo Kreuzberg.
      El conjunto era curioso, pues el sabor de la carne era suave, de forma que era la salsa la que ponía el punto de impacto en el paladar. Los anfitriones explicaron que la receta de esta salsa es “un secreto”, y que hay muchas variantes en Berlín, como mojos en Canarias. Una exquisitez divertida…

     Los espárragos
     “Los alemanes se vuelven locos por los espárragos”, relataban los responsables de Visit Berlin, quienes enumeraron las influencias de las cocinas vietnamita, peruana, sudafricana, española… en la ciudad más grande de Alemania. Por todo ello, como segundo plato pudimos degustar Espárrago estilo Friedrichhain, espárragos blancos cocidos con bastante azúcar y jugo de limón y sal, patatas cocidas y salsa de mango y cayena. En Alemania no les gusta que los espárragos estén muy cocidos, y los ponen en el punto justo de cocción.
 Muy recomendable. Muchos repetimos... 
Espárragos estilo Kreuzberg, una delicia.
     Para esta exótica cata, los nombres de los platos hacen referencia a barrios conocidos de Berlín. Por ejemplo, Kreuzberg sería el ‘cool’, el joven. También descubrimos que los espárragos, “muy sanos” según los alemanes, eran un alimento favorito entre los reyes prusianos, como Federico II. Los tomaban con mantequilla o salsa holandesa, y claro, con patatas. 
     El Albariño fue otro de los vinos combinados con esta curiosa cocina, tan llena de mixtura. Para finalizar, fue un vino alemán, el Cube, el que llenó de dulzura y acidez a la vez nuestras bocas. Muy rico, digno de un aperitivo.

     Frutas del bosque
     El remate de la comida no fue menos delicioso: Raúl O. Arriaga se esmeró con las frutas rojas del bosque en el Rote Grütze estilo Pankow. Este postre está conformado por compota de frutos rojos de temporada y helado de vainilla. Las frutas del bosque eran diversas, y pudimos disfrutar de ellas como en otros países centroeuropeos y escandinavos...

Postre: Rote Grütze estilo Pankow.
     “Berlín es metrópolis de cultura y tiene un marcado aspecto internacional, con influencia de turcos, vietnamitas, españoles, sudamericanos, ingleses…”, explicaba Tim Starke. Eso, argumentó, lleva a las mixturas en su gastronomía y a escoger edificios que tengan “espacios libres para progresar”.
     Christian Tänzler añadió que el ‘secret dinning’ es una práctica común allí: invitar a cenar a un grupo de desconocidos a tu casa, “y al final de la cena todos se conocen, como en esta comida”, aclaró el simpático relaciones públicas con los medios. Lugares inusuales, como la antigua fábrica de monedas, fórmulas internacionales de cocinar, la feed week o semana de la comida… contribuyen a que Berlín se vaya abriendo paso entre las cocinas más originales y abiertas del mundo.

La Alhóndiga bilbaína representa lo que Berlín está haciendo con sus restaurantes: implantarlos en edificios que
hace unos años eran antiguas fábricas.