‘El lindo don Diego’, un clásico en el Pavón de Madrid

Edu Soto, 'el Neng', es el protagonista.
A TEATRO

¡ Ataúlfo Sanz
La Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) ha estrenado en el teatro Pavón de Madrid, ‘El lindo Don Diego’, una obra de Agustín Moreto escrita en 1662, que se enmarca dentro de las llamadas “comedias de figurón”. La dirección es de Carles Alfaro y la versión la ha hecho con mucho mimo Joaquín Hinojosa. La ‘comedia de figurón’ es un género en el que la trama gira en torno a un personaje desmedido en alguna faceta de su carácter. Aquí se ha podido ver la triste soledad del diferente.
     En este caso, el ‘figurón’ Don Diego es un narcisista, obsesionado por su aspecto, incapaz de ver más allá de lo que refleja su propio espejo, que al final de la obra se ve desenmascarado y solo ante la burla del resto de los personajes.
     Más de tres siglos y medio después de haber sido escrita, la vigencia de esta obra de Moreto es absoluta. El narcisismo como enamoramiento de uno mismo es un trastorno de la personalidad que desgraciadamente es muy frecuente en nuestra sociedad. No hay más que ver y escuchar a algunos futbolistas, artistas o, si me apuran, a algún político que no tiene abuela.
     Para este montaje, la CNTC ha contado con la escenografía de Paco Azorín, que ha creado en el escenario un universo de espejos tanto en el suelo como en las paredes, en los que el lindo Don Diego se ve siempre reflejado hasta que al final de la obra la realidad le devuelve su verdadera imagen. 

Los dos protagonistas ligan unos pasos reflejados por los espejos.
     La obra transcurre en una jornada, en espacios de interior y exterior, que se resuelven muy bien con la iluminación de Pedro Yagüe, ya que el escenario está vacío, a excepción de un espejo inmenso al fondo y de otro espejo que aparece y desaparece de la escena a medida que la trama lo requiere. Todo un juego de espejos, que juega incluso con el espectador, que también se ve reflejado en el fondo del escenario.
     El vestuario es de María Araujo, quien ha conjugado un diseño atemporal, con algunos guiños a la época en la que se escribió el texto. Como no podía ser de otra forma, en el diseño de vestuario la pieza principal es el traje que luce el lindo don Diego, un modelo dorado, sobrecargado hasta el exceso, como los trajes versallescos que diseña Jean Paul Gaultier o John Galiano.
     Pero sin duda lo mejor de esta obra es su reparto. En la línea a la que ya nos tiene acostumbrados la CNTC en esta última etapa con Helena Pimenta al frente, se ha optado por un reparto muy televisivo para poner en pie esta obra, con un equipo de 9 personas al frente de las cuales está el actor catalán Edu Soto, conocido por su personaje de ‘el Neng’, que interpreta a don Diego.
     Aunque parece que él no fue la primera elección del director para hacer el papel protagonista, lo cierto es que Edu Soto ha hecho un trabajo excelente, imprimiendo mucha gracia a su personaje y evitando caer en el amaneramiento que tan fácil le hubiera resultado. 

     Un impotente
     Moreto en su texto insinúa en varias ocasiones, y así lo muestran explícitamente los actores, que don Diego era cuando menos impotente, pero Edu Soto sabe darle la vuelta a su interpretación y sacar la virilidad del personaje cuando el texto lo requiere, convirtiéndole finalmente en un pobre pueblerino –el personaje va de Burgos a Madrid– engañado, en vez de recrear una ‘loca’ del siglo XVII.
     Otro televisivo actor es Carlos Chamarro, muy conocido por su papel en ‘Cámara Café’, que aquí hace del criado Mosquito, enredador y celestino, que a la postre es el que acaba desvelando toda la trama. Chamorro cumple muy bien por aspecto y expresividad con su papel de gracioso oficial, y provoca la risa tanto de los que están en el escenario como de los espectadores. 

El cuadro completo de la obra, actores muy conocidos de la televisión.
     También son muy conocidos por el gran público Javivi Gil Valle (Don Tello) y Vicenta Ndongo (Beatriz), mientras que el resto del reparto (Rebeca Valls, y Natalia Hernández Cristóbal Suárez, Raúl Prieto, y Óscar de la Fuente) también ha trabajado mucho en series de televisión y obras de teatro.
     Todos ellos están muy bien en sus personajes y hacen creíble la historia recitando el verso como si hablaran en prosa. Su trabajo bien hecho hace que las dos horas que dura aproximadamente la obra se pasen sin sentir y que el espectador se ría con los personajes, aunque el final de don Diego sea más digno de lástima. 

     En suma, ‘El lindo don Diego’ es una obra muy recomendable para todo tipo de público, que se sale del repertorio aportando un aire fresco y desenfadado a la cartelera de teatro clásico español. La lástima es que este montaje solo se podrá ver, de momento, en Madrid y en el Festiva de Teatro Clásico de Almagro (Ciudad Real).