Jon Alberdi: “Una escultura en hierro es un testimonio”

El escultor vasco con una de sus obras.
::: ARTE

::: Xabier Arana
El escultor y forjador vasco Jon Alberdi Bastida (Barakaldo, 1956) no eligió el hierro como material preferido para sus creaciones, fue el hierro el que le encontró a él cuando apenas tenía 13 años y ya frecuentaba la herrería-taller de su padre, Juan Alberdi, un artesano entusiasta que supo imprimir en su hijo el amor hacia el valioso mineral extraído de los montes vizcaínos. 

     Escultor consagrado, Jon Alberdi es hoy uno de los pocos profesionales de la forja de Euskadi y uno de los mejores y más reconocidos de España.
El escultor Jon Alberdi prefiere la inspiración al boceto.
     Con una larga trayectoria de obras –sobre todo en formato pequeño y mediano–, y la participación en importantes eventos, exposiciones y divulgación del arte y la escultura en particular, Jon Alberdi ha sido objeto de importantes reconocimientos y galardones.
     Amplio conocedor del mundo y mercado del arte, Alberdi sabe que en la actualidad es muy difícil realizar obras equilibradas en un mundo desequilibrado. Lo ha hecho, a veces, en líneas de investigación artística que lleva desarrollando desde hace largo tiempo y a las que ha definido con los nombres de ‘Orbitales’, ‘Barrutik’, ‘Emergentes’, y ‘Trazos en el Espacio’.
     El escultor vasco considera que esta mezcla de formas e ideas dan como resultado su particular interpretación de la naturaleza y el tiempo. Del mismo modo, dentro de su amplia producción, Jon Alberdi se ha atrevido a ofrecer sus conclusiones artísticas a la consideración pública en las esculturas urbanas ‘El lanzador de recuerdos’ y ‘Sonrisas de sangre ajena’.
Jon Alberdi se vio un día atrapado por el hierro que trabajaba su aita.
     La forja de un niño
     En su taller-estudio              conserva piezas de
     su padre Juan…
Sí. Mi aita (padre) fue un profesional inenarrable, muy hábil y que vivió constantemente superándose y tratando de que los que le rodeábamos hiciésemos lo mismo. A él se lo debo todo, por eso conservo algunas de sus cosas.
      ¿Cómo era aquel taller-       fragua que contempló           usted con 13 años?
      Se trataba de un taller de artesanía familiar creado por mi progenitor, y como en otros ejemplos de sagas familiares, mi labor desde muy joven fue acudir a ese taller para echar una mano, como aprendiz, en todo lo que pudiera aportar en ese mundo de la forja o de la fragua, como queramos entenderlo ahora que, precisamente se van a cumplir 50 años de su creación.
     ¿Fue allí donde encontró su vocación?
     Bueno, suelo decir que la vocación no la encontré yo, fue ella la que me encontró a mí. Con sinceridad, nunca me imaginé dedicarme a la forja o a la escultura. De hecho en aquel tiempo me dediqué a otras cosas con más entusiasmo, pero al final la forja me atrajo y me ganó para ella.
El autor matiza las características de una de sus esculturas.
¿Por qué cree que sucedió eso?
     Creo que esto sucedió porque tuve la suerte de encontrar y tener muy cerca a un personaje singular y maravilloso, como fue mi aita. Gracias a él he tenido la suerte de estar vinculado de por vida a la forja y la escultura. Y no me he arrepentido nunca.
     ¿En la forja qué se valora más, el esfuerzo creativo o su imagen final?
     No lo sé, depende. Yo me defino como un forjador que, aunque mis raíces están en la forja tradicional del hierro, lo que trato de imprimir en las obras son mi sello y mis inquietudes. Es decir, quiero aportar los valores de un escultor de la forja del siglo XXI.


Infinidad de tallas y esculturas pequeñas de Jon Alberdi.
     Diálogo con la obra
 ¿Hay arte en el            entrelazado del
 hierro entre sí?
     Sí, mucho. Hay arte como para parar un tren, como se dice vulgarmente. En el mundo del hierro básicamente al final te encuentras con un diálogo muy interesante e infinito. En esa conversación, el artista se encuentra con miles de propuestas y soluciones a su primitivo monólogo.
¿En la creación artística gana el boceto o la improvisación?
     Eso depende. Es cierto que, a veces, la inspiración gana al boceto establecido. Personalmente boceto muy poco porque me conozco y sé que, al final, esos trazos me los voy a saltar. Es decir, en mi obra casi siempre predomina mi propio diálogo con el material para obtener la obra final que a mí me apetece.
La exposición CAE muestra una escultura.

     A usted le gusta lo perdurable. ¿El
     hierro es      el mejor material para
     plasmar la memoria?
    
Más que la palabra perdurable, creo que hay unos términos que definen mejor esos matices que me atraen hacia el hierro. Se trata de ese diálogo –del que Antes hemos hablado– que se establece entre la escultura y el creador y, posteriormente, entre esta obra y el espectador. Existe una rivalidad por mantener la ‘memoria’ de lo representado entre el artista, el material y el propio espectador.
     ¿Este arte-oficio se aprende en la fragua?
     En mi caso ha sido así. Tal vez el hierro es un material que requiero estudiarlo en el fogón porque no tiene una entrada tan amable como puede ser la cerámica o la madera, que son materiales más dúctiles o tiernos. El hierro tiene una gran  consistencia y para poder trabajar con él hay que calentar al rojo. Pero al final es de una docilidad impresionante. Sólo la teoría del hierro está en los libros, lo demás en la fragua.
     Como escultor ha trabajado con
      muchos     materiales, ¿cuál es su
       preferido?
     En efecto, he experimentado con otros materiales y me he sorprendido de la variedad de elección a la que los creadores podemos acceder. Pero con sinceridad, al final, me inclino hacia el hierro porque, como he dicho antes, yo no he buscado el hierro, ha sido este material el que me ha encontrado a mí. El 99% de mi obra está realizada en hierro y a él le debo todo.
 
Jon Alberdi contempla una de sus obras con deleite y satisfacción.
     Futuro de la forja
     ¿A qué forjador
     admira más?

     Históricamente, a los grandes personajes del comienzo del siglo XX, sobre todo a  Pablo Gargallo y Antoni Gaudí. Recuerdo que cuando conocí la obra de Gaudí me quedé impresionado por el conocimiento que tenía este arquitecto de la forja y las formas, ya que su padre estuvo muy vinculado con la herrería.
     ¿Gaudí fue forjador?
     Como si lo fuera, porque los conocimientos de Gaudí del sector de la forja fueron muy grandes y valiosos, como la mayoría de los arquitectos del modernismo que tuvieron mucha relación con gremios artesanales de este gremio.
Abrazaderas y resortes férreos dibujan la pieza en el taller.
     ¿Más que ahora?
     Por supuesto. Las grandes edificaciones de Antoni Gaudí, como las de otros arquitectos de su época, no se hubieran podido realizar sin una estrecho colaboración con los artesanos de la forja, ya que fueron estos los que proponían las formas y remates de las grandes luces de las edificaciones, eso sí, tomando de partida las indicaciones de los maestros.
     Habla de forjadores clásicos, muertos. ¿Significa que la forja tradicional se acaba?
     El arte realizado en hierro no creo que desaparezca, lo que creo es que venga de la mano de otras experiencias.
     ¿Otras experiencias?
     Sí, las ciencias y la técnica avanzan a mucha velocidad en el siglo XXI. El trabajo, sobre todo el manual, se va a sustituir por derivaciones de tecnologías digitalizadas o robots, pero detrás de todo ello estará la forja, aunque se llame de otra manera. El arte, sobre todo en el mundo de la escultura, es todo un paradigma aplicable a otras áreas. La capacidad del ser humano para realizar y crear obras depende del momento en el que le toque vivir. Algunos todavía vivimos en el ‘momento manual’.
El hierro obedece y cede a los impulsos del artista forjador.
     La medida del arte
     ¿En nuestros tiempos se      ofrece al cliente
     forja a medida?

     Por supuesto. Lo que llamamos arte a veces no coincide con las necesidades anímicas o materiales de un cliente determinado, que necesita una obra ‘suya’, concebida o soñada por él, no por el artista.
     Pero, ¿eso es normal?
     No sé lo que entiende usted por normal. Pero el arte a medida lo han entendido siempre, y muy bien, los papas, los reyes y los principales de la burguesía. Ahí tiene a Miguel Ángel, Velázquez o en la actualidad a Antonio López, artistas que han trabajado de encargos y a medida. Han hecho y creado lo que se les ha pedido. El arte a medida, o el arte del cliente, no es nuevo. Tal vez está en la raíz del propio arte, es decir, en la ‘necesidad’ de poseer arte próximo.
     Entonces, ¿es necesario crear en el cliente la necesidad de arte?
     No es necesario porque ya tiene esa necesidad, impresa tal vez en su propia  genética. Seamos sinceros, creo que esto es un  viaje de ida y vuelta. Todo depende de lo que busque cada persona y de lo que le llene a cada uno. Es posible que los creadores tengamos, de acuerdo con los casos, que despejar algunas dudas de nuestros clientes, sobre todo de lo que es arte. 
Las brasas del fuego tornan el hierro en un elemento rojo y maleable.
     Usted se inclina por el          formato pequeño…
     Bueno, entiendo que la aspiración de todos los escultores es crear obras de gran volumen, sin embargo no creo que en la grandeza se encuentre más o menos arte. En la obra pequeña el esfuerzo creador es el mismo, aunque el físico sea menor. La escultura pequeña, igual que los frascos de perfume, encierran más aroma, más delicadeza.
     Y su realización lleva             menos tiempo…
     Bueno, eso depende, la entrega del creador no entiende de tamaños. Eso sí, en el tamaño a veces buscamos una salida profesional al trabajo que se realiza, ya que ubicar una escultura en un espacio privado (institución, oficina o domicilio) es difícil y más si el tamaño de la obra es grande. Es decir, en escultura el tamaño pequeño es más asimilable, más comercial.
     ¿Le molesta que le pregunten por el significado de sus esculturas?
     No me molesta en absoluto. Aunque la respuesta debe ser la propia obra, los escultores debemos tener la humildad de admitir que nuestra propuesta en una obra concreta nace de muchas reflexiones mientras la trabajamos y que, a veces, ese propósito escapa a unas primeras observaciones de la pieza. Por eso, no me molesta guiar un poco al espectador.
El fuego de la fragua es testigo de muchas creaciones artísticas.

     ¿Es mejor trabajar sobre      un boceto o dejar volar        la imaginación?
     Para mí es mejor la segunda opción, porque soy el primer sorprendido con lo que hago. Disfruto viendo forjarse una obra inédita partiendo del rojo vivo del fuego. Grandes obras de arte tienen mucho de inesperado, no en la exposición, sino en el taller. En este sentido puedo decir que yo soy el resultado del hierro, luego vienen mis obras.
     ¿No domina al hierro?
     No. El término ‘dominar’ me resulta no apropiado. Cómo puedo hablar de ‘dominar’ al hierro cuando es este material el que me está transmitiendo y me está aportando cada día la posibilidad de nuevas inquietudes y retos de creación…
     ¿Es partidario de piezas unitarias o creaciones seriadas?
     Cundo en un momento dado descubro un motivo de creación continuista puedo caer en la tentación de ver hasta dónde llega eso. Aunque no domino mucho el mundo del jazz creo que es una acción creadora parecida y basada en la derivación y complementariedad. Se puede partir de una partitura, pero después cada momento va a ser irrepetible y te lleva por diferentes lugares y espacios. 
Pequeña y mediana escultura de hierro jalonan la vida de este escultor purista.

     ¿De cuál de sus obras          está más satisfecho?
     Bueno, en principio habría que decir que soy muy lento. Por eso creo que la mayoría de mis obras preferidas están inacabadas, que tienen posibilidad de continuidad y que si, hipotéticamente, las continuara elegiría como mejor una u otra. Pero en este momento no sabría decirlo porque todas tienen mucho de mí y me acuerdo de cada martillazo que les he dedicado.
     Eso quiere decir que su gran obra está por hacer o completar…
     Por suerte creo que sí. Los creadores guardamos experiencias y vivencias al mismo tiempo que atesoramos técnica que podemos poner en práctica en obras de mañana, con lo que su riqueza será mayor. Todavía tengo la suerte de soñar con hacer ‘lo mejor’ en forja.
Cuidadoso del hierro, Alberdi mantiene la tradición paterna.
     El arte urbano
¿Qué significa el arte urbano para las ciudades?
     El arte urbano como cualquier arte podríamos plantearlo desde los dos extremos. Desde el monumento decorativo, folclórico y pastiche del monumento en sí, hasta el gran arte al alcance del pueblo en general. Gracias a estas obras, el ciudadano está en contacto con un arte que antaño estaba limitado a los museos o a grandes estancias oficiales que podían permitirse el lujo de poseerlas.
     ¿En estos casos las ayudas a los artistas son imprescindibles?
     En parte sí. En otra parte se trata de visualizar cuáles son esas otras opciones que pueden competir con determinada obra en determinado espacio o lugar.
     ¿Son los políticos los que deciden qué tipo de arte debe hacerse en
      las ciudades?
     
Sí, en gran parte sí. Ellos junto a los denominados poderes del mercado son los que deciden por donde debe ir el arte en estos momentos. Pero, como he dicho anteriormente, esto también sucedía –y hoy en algunos casos– con los papas, reyes o dictadores. Ellos elijen, pero también es verdad que a escala un poco más modesta, a través de estas decisiones muchos artistas, en otros tiempos desconocidos, pueden ser visibles ahora para gran parte de la población de las ciudades y pueblos.
El escultor y forjador Jon Alberdi cultiva géneros muy variados.

Aparte de su arte, esculturas y forjas, ¿qué ha creado Jon Alberdi?
     Bueno, he creado la empresa Alberdi Forja Diseño, enfocada a atender la demanda de las empresas que necesitan los servicios de arte y decoración a su medida, así como esculturas y trofeos determinados para conmemoraciones perdurables, y también funde, junto a otros artistas, el Centro Artesanal de Erandio (CAE).
¿Qué es el Centro Artesanal Erandio?
     Fue, ya no es porque el CAE se ha disuelto. Intenté, junto con otros artistas próximos, un proyecto urbano que para mí me resultaba tan vital como la escultura en hierro y en el que puse mucha ilusión. Surgió como proyecto multidisciplinar en el que se fundían la elaboración de trabajos totalmente artesanales (madera, forja artística, talla madera, vidrio, cerámica, escultura...), junto con la investigación, formación, exposición, restauración... En fin, un proyecto muy ambicioso que no cuajó a pesar de los esfuerzos que pusimos en su continuidad. Ahora está latente, en compás de espera.
     Exactamente, ¿qué ofrece la empresa Alberdi Forja Diseño?
     Parte de una idea muy sencilla. Personalizar el proyecto o la idea de cualquier empresa de reflejar su trayectoria a través de una escultura en hierro, unos forjados especiales o una o varias tallas que, de manera, perdurable, reflejen ese camino andado, ese mérito conseguido o ese éxito alcanzado.
Un artista del hierro muy pragmático.
     ¿Se puede decir que la escultura
      en hierro es cara?
     Creo que no. Sobre todo si lo comparamos con otra serie de elementos artísticos de otra naturaleza, e incluso de objetos de adorno. Y no digamos si comparamos una escultura de hierro con otros regalos de empresa. Una escultura de hierro, además de su valor artístico, lleva intrínseco el mensaje de permanencia, continuidad y recuerdo. Es, si se quiere, como un Óscar a lo bien diseñado, a lo perfectamente realizado y a lo felizmente culminado. Una escultura de hierro es un testimonio, un alegato al mérito… y además es arte.
     ¿La crisis económica perjudica más
      a los artistas?
    
Es indudable. En tiempos de crisis económica todos vamos a lo más ‘primario’, a lo más inmediato. Aunque hay que decir que detrás de todo ello hay un aspecto cultural, ya que el hecho de que regalar arte no sea habitual en sí mismo, en crisis económica para el receptor recibir un regalo de estos es algo sorprendente. De ahí su doble mérito.
     ¿Qué opinión tiene de Arco y de
      otras ferias similares?
     Arco me parece que, por una parte cumple una faceta de promoción del arte muy interesante, y por otra parte me parece una vergüenza. Arco representa solamente al 2% de los artistas y galerías de un país.
     ¿Qué habría que hacer, a su juicio?
     La pregunta que habría que hacerse es ¿qué sucede con el otro 98% del sector del arte? No es correcto que el ministerio de Cultura, sea de un partido o de otro, más una serie de fundaciones potentes junto a galerías de gran poder entiendan que con Arco se cumple con el arte. Arco tiene una fama inmerecida, creo que debe hacerse algo más racional y real con el sector del arte.
     ¿Más ferias que mercado?
     Creo que no va por ahí la cosa. En el mundo del arte se repiten excesivamente determinadas ferias y determinados artistas, debido a los intereses del mercado y a pretender globalizar determinadas firmas por necesidades de ese comercio mal entendido.
Un hombre reflexivo que medita mucho la obra.
Algunos puntos en su carrera 
1975 (León) Segundo Premio Nacional Certamen Artes y Oficios Forja Artístico

1983 (Bilbao) Exposición de escultura en Forja. Sala C.A.M.B

1985 (Bilbao) Escultura seleccionada en el Certamen Bizkaiko Artea

1986 (Bilbao) Escultura seleccionada en el Certamen Ertibil

1987 (Bilbao) Escultura seleccionada en el Certamen Ertibil

1990 Comienza una serie escultórica con título "Barrutik"

1995 Exposición colectiva en Aula de Cultura de Torrelavega

1998 Comienza una serie escultórica con título "Orbital"

2000 Comienza serie de esculturas "Emergentes"

2002 Escultura urbana "Sonrisas de Sangre Ajena" en Basauri

2002 Escultura "Orbital para Europa". Conmemorativa de los Premios de Medio Ambiente Europeo

2002 Escultura "Lurraren Sinadura" (La Firma de la Tierra). Conmemorativa para la Semana del Medio Ambiente del País Vasco.

2004 Comienza la serie escultórica de "Trazos en el Espacio"

2005 Exposición colectiva Arizko Dorretxea en Basauri

2006 "Orbital". Exposición individual en la galería CAE

2006 Comienza la serie escultórica "Remolcadores"

2007 Premio 2007 de Cultura Ayuntamiento de Basauri a la Trayectoria Plástica.
2007 Escultura urbana "Lanzador de Recuerdos" en Basauri

2008 Escultura urbana "Estelaren Barrutik" en Erandio



Jon Alberdi también ejecuta escultura de hierro de gran formato, aunque su especialidad es la mediana y pequeña.