Julio Chico, un artista mexicano tras la luz de Europa

Julio Chico posa en su estudio.
::: ARTE

::: Enrique Sancho
Consagrado en México y en varios países de Latinoamérica, el pintor, escultor y creativo Julio Chico busca ahora la luz de Europa, viejo continente en el que aspira colgar sus obras en más de una destacada galería. Chico busca la luz, como en su día lo hiciera el holandés Johannes Vermeer, y la busca en la simbiosis de cielo y tierra como si en el abrazo de claridad y oscuridad se encontrara el secreto.
   Tampoco olvida la carne, motor del interés, por eso paga el tributo de sus siete pecados capitales convertidos en arte, en ese arte que emana también de sus meditadas esculturas.

Un 'Amanecer' enmarcado en su pujanza rompedora.
    El arte puede redimir el pecado. Lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y soberbia. Los siete vicios humanos, los pecados capitales que, según se dice, llevan a los seres humanos a la perdición, pueden convertirse en obras de arte siempre que sean tratados por las manos adecuadas.

     De vicios a obras maestras
     En la misma manera que grandes artistas de todos los tiempos han hecho de diablos, brujas y monstruos –otros de los males de la Humanidad– objetos de referencia en sus cuadros y esculturas para ser admirados, el artista mexicano Julio Chico ha convertido estos vicios en auténticas obras maestras de moderna escultura. Con una amplia trayectoria en México de casi 40 años, Julio Chico quiere llegar a los mercados europeos y nada mejor que comenzar a hacerlo con el español. Méritos le sobran.

Otro 'Amanecer' de la vida en las entrañas de la madre Tierra.
     En Concreto, su colección de bronces Pecados y Virtudes, inspirados en las siete debilidades en las que incurre la naturaleza humana, expone aquello equívoco de muchas de nuestras acciones, pero que nos cuesta reconocer. Se trata de una colección de esculturas, cuya narrativa plástica llama la atención acerca de la armonía y el bienestar que puede tener el ser humano a partir de admitir sus quebrantos. Las piezas no muestran únicamente la cara del vicio, también dejan entrever la otra parte, es decir, las virtudes que pueden y deben contrarrestar los vicios.

     Pecado y virtudes 
     Todo tiene una explicación. "Las esculturas tienen por una cara el pecado y por la otra tienen la virtud –indica el artista– A la virtud la estoy representado a través de formas y ritmos. Para mí la forma y el ritmo, es como gran música que está hecha de sonidos y silencios armonizados y se llega a la perfección al fundirse. No hay letra, únicamente sonidos, silencios y armonía, esa es la gran música".
'Dualidad', recreación de la aproximación de lo idéntico.

     No es de extrañar que, la intención de Julio con esta nueva colección de esculturas, no sea otra que hacer reflexionar a la sociedad sobre los excesos en los que vive. En las piezas de mediano formato, realizadas en distintas pátinas de bronce, se aprecia un mensaje subliminal que trastocará los pensamientos del espectador.
     No hay una intención premeditada. “No tengo propiamente un objetivo”, dice Julio. “No estoy pensando en enviar ningún mensaje cuando pinto o hago escultura, tampoco estoy tratando de que la gente sienta, sino que simplemente me sumerjo en lo más profundo de mí ser y expreso esas simbologías. Entonces no estoy preocupado o pensando qué voy a hacer, simplemente “buceo” dentro de mí y las cosas se van dando...”.

     Un artista completo
    
Este artista nació en 1947 en la Ciudad de México, Julio Chico se descubrió artista desde los catorce años. Las obras ya consolidadas de su primera etapa (1977-1985) fueron postales muy urbanas llenas de sátira a la pobreza humana, a veces a la económica, otras a la espiritual. Por entonces el color y la forma en su gráfica recreaban ambientes similares a los grabados negros de Goya. La colección Personajes reúne todas las características de esta singular producción. 

'Estrella', la sencilla ensoñación
de un complicado origen.
     Después, en la búsqueda de un desarrollo y crecimiento conceptual se inclinó hacia la acuarela, elaborando temas muy parecidos a los anteriores, pero de inmediato abordó también el óleo y decidió incorporar imágenes femeninas para matizar las atmósferas. 
     La búsqueda de la cultura prehispánica, la simbología de las deidades de nuestros antepasados... más adelante, la serie de acrílicos y óleos sobre tela denominados Almas Fracturadas, los cuales formaron parte de su primera presencia en el Museo de Arte de Querétaro.
     Es ahí, entre colores marrón, naranja, azul, rojo y amarillo, fundidos en texturas ásperas pero a la vez vibrantes, donde Julio Chico narra el doloroso y complejo proceso del mestizaje, los ultrajes de la Colonia hasta que se formó la nueva civilización, la cual aún no pierde sus prejuicios y marginalidades.


      Encuentro de dos culturas
     Y no se para ahí. Describe como ningún otro artista el encuentro de dos culturas. Luego, con la seguridad que únicamente puede dar el equilibrio entre la técnica, el pensamiento y el sentimiento, la producción del artista salió del lienzo y del primer plano para entrar en la escultura. Generó entonces la colección Raíces y más adelante otra dedicada al Universo.
     En su obra hay que fijarse en muchas cosas. Los Planos de Euclides, la Geometría Espacial, la Gravedad, la Luz, el Génesis y la muerte de las estrellas, los Hoyos Negros, las Galaxias, el Polvo Cómico, el Bing Bang, en fin todo aquello que intriga y que a la vez fascina al hombre, fueron el tema de la colección de ‘escultupintura’ y obra gráfica denominada Cosmovisión.

'Pereza', un grito de inaqctividad creativa
a favor de la belleza estética.
     Desde hace poco tiempo, la inquietud del pintor mexicano se vierte en óleos de mediano y gran formato con temas oníricos que revelan temas fantásticos. Las imágenes femeninas nuevamente matizan el paisaje, se entremezclan y funden de forma sensual y placentera a los sentidos.
     Sueños es el nombre de esta nueva aventura de uno de los artistas mexicanos más versátiles de nuestro tiempo.
     Podría decirse, finalmente, que en conjunto es la obra un artista-intelectual que desea trascender a través de un peculiar estilo que impacta por la temática, el color, la composición, las texturas, los volúmenes y la geometría. Un talento desbordado que busca la trascendencia lógica, no sólo del ser humano sino del artista plástico honesto, íntegro y completo que siempre se ha exigido excelencia, pero muy especialmente dignidad en todas las facetas de su producción. (Fotografías de Iran Yamil Meléndez)



Julio Chico pinta en su estudio, absorto en su idea y arropado por la luz.