‘Cristina Iglesias: Metonimia’, en el Reina Sofía (Madrid)

Cristuina Iglesias, artista donostiarra.
A ARTE

¡ Ataúlfo Sanz
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía acoge, hasta el próximo 13 de mayo, la exposición ‘Metonimia’ de la artista vasca Cristina Iglesias. La exposición, comisariada por Lynne Cooke, es la mayor retrospectiva que se ha realizado hasta la fecha de esta artista que lleva más tres décadas en activo. La muestra –inaugurada el pasado 5 de febrero– está formada por treinta esculturas, algunas de ellas de más de nueve metros de longitud, hechas con todos los materiales con los que Iglesias ha trabajado, como alabastro, cristal, resina, aluminio, bronce, hierro, cemento, madera, hormigón y otros.
     Cristina Iglesias nació en Donostia, en 1956 en el seno de una familia muy vinculada al arte y a la creación artística en la que sobresale también el compositor Alberto Iglesias, que ha ganado varios premios nacionales e internacionales por sus trabajos para el cine.
     La trayectoria de esta artista donostiarra se caracteriza por una incesante inquietud en el estudio de una gran diversidad de materiales, agua incluido, como un elemento escultórico más.

Las típicas celosías de Cristina Iglesias dominan y dividen las salas.
     Sin proponer un recorrido estrictamente cronológico, la exposición de Cristina Iglesias en el Reina Sofía quiere subrayar aquellos aspectos sobre los que se fundamenta el trabajo de esta artista, que permiten comprender tanto la orgánica evolución de su lenguaje, como la maduración de su concepto del espacio y de la práctica escultórica a lo largo de estos años.
     Además, la propuesta expositiva se complementa con una panorámica de sus serigrafías en cobre y tela y también con videos en los que se pueden ver sus proyectos para edificios públicos, como las puertas que hizo para la ampliación del Museo del Prado.
     La comisaria de la exposición, Lynne Cooke, que es una gran conocedora de la obra de Iglesias, ha sacado el máximo provecho a las posibilidades de las salas del Museo Reina Sofía, jugando con la luz, el espacio y la arquitectura.
     Lynne se ha planteado la muestra como un recorrido más temático y sensorial que cronológico. Los organizadores de esta muestra han querido provocar que el visitante deambule por los diferentes caminos y pasadizos, como si estuvieran en un laberinto en el que juegan un papel importante los efectos provocados por la luz sobre las piezas expuestas. 

Cuadro 'Vers la terre', a base de polvo de bronce, resina y acero inoxidable.
     A este respecto, hay que destacar lo bien que se ha sabido aprovechar la luz natural que entra por los ventanales de las salas del Reina Sofía y que iluminan de una forma cálida las esculturas.
     El título de la exposición, ‘Cristina Iglesias: Metonimia’, se eligió según la comisaria Lynne, “pensando en que esta presentación forma parte de algo mucho más amplio –la parte representa el todo–  ya que una faceta de la obra de Iglesias no va a poder ser mostrada, y es la que hace referencia a sus trabajos públicos que sólo se pueden incluir en la muestra a través de documentación”.
     Una de las piezas de esta muestra que más sorprende es ‘Techo suspendido inclinado’, 1997, que se ha colocado al inicio de la exposición. Con nueve metros de largo por seis de ancho, esta obra transforma de manera sorprendente el espacio de la sala, e impresiona y conmueve al visitante.
     A esta obra le siguen en el orden de exposición las conocidas celosías, donde se puede percibir una clara influencia de las formas talladas de la arquitectura árabe, que Cristina Iglesias ha sabido muy bien plasmar y redefinir en sus esculturas.
     ‘Cristina Iglesia: Metonimia’ es, en suma, una exposición imprescindible que bien merece por si sola una visita al Museo Reina Sofía. La temporada museística en Madrid ha comenzado con el listón muy alto.
Aspecto de una de las salas del Reina Sofía que muestra dos creaciones de la artista no exentas de complejidad.